Homenaje a los escaladores Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, en el cincuenta aniversario de su muerte en la cara norte del Eiger.

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jueves, 21 de junio de 2012

LA MEJOR ESCALADA DE ESPAÑA. ESPOLÓN DEL FIRE. POR ALBERTO RABADÁ

2ª parte (TRECE AÑOS ANTES DE LA ASCENSIÓN DE RODOLFO Y SANTIAGO)


”Al aclarar el día, nos decidimos a emprenderla de nuevo. A la rosada luz del amanecer, vemos lo que tenemos encima..., no es muy prometedor..., lo único prometedor es la dureza del día que nos espera. En este segundo tercio, la pared presenta una de sus mayores defensas con una serie de extraplomos continuados durante cuarenta o cincuenta metros. Sobre ellos, unas cornisas amplias son nuestra meta momentánea. Tras filmar a Navarro a la salida de tan aérea cama, con el consiguiente desentumecimiento de músculos, comienzo la tarea. El primer largo, en diagonal a la izquierda, permite sortear los primeros desplomes, siendo en la siguiente –a la derecha–, cuando nos encontramos en medio de ellos. Deliberamos nuevamente si ir un poco más allá a ver qué hay, pero, ante la perspectiva de un retroceso, no queda otra solución que seguir derecho. De esta forma, momentos después, me encuentro haciendo artesanía pura a base de pitonisas, pitoncicos y toda la quincalla menuda que tengo, pasando un rato apurado hasta que, penduleando, me sitúo en una repisa donde descanso de la fatigosa tirada.
            ”Otro largo queda para salir de esta segunda zona de panzas. Veo a mi compañero empezarla con un brío que queda frenado ante la imposibilidad de pitonear ni medianamente bien. Son momentos de gran tensión: sobre uno de los clavos que ha conseguido colocar, suspende un estribo..., y es al querer apurar el último peldaño, cuando se produce la caída. Todo ocurre en breves instantes. Al desprenderse el primer clavo, el segundo lo hace también, y es uno de la reunión el que aguanta el vuelo de él, queda suspendido unos metros por debajo de mí, sin mayores consecuencias que un dedo magullado, el reloj hecho puré y amén del consiguiente sobresalto. Mientras ataca otra vez, ésta con los bríos un poco mermados, le pido repita el retroceso al objeto de filmarlo..., en principio dice que sí..., que no sé qué de mi tía. Al segundo intento, hay más suerte: el clavo aguanta lo suficiente para alcanzar la parte superior del extraplomo, por el que se desplaza hasta llegar a una pequeña muesca al pie de un tramo de pared sumamente vertical de unos quince metros.
”Intento dar con otra cornisa durante las dos horas de luz que quedan, pero, al no conseguirlo, nos resignamos a pasar la noche allí, organizándonos un balconcillo con las cuerdas, que supla la falta de terreno horizontal. Por otra parte, el tiempo parece que no quiere colaborar, y una fría llovizna nos hace presumir que el día de mañana no va a ser mucho mejor que hoy. Resguardados con los plásticos, contemplamos, al amanecer, todo velado por la niebla. El Pisón, con el erguido y provocativo Puro que tenemos enfrente, escasamente se destaca de las brumas que lo envuelven. Si no le da por llover recio...
            ”Echamos mano de la última reserva de clavos que hay en el petate, ya que muchos han sido abandonados, otros rotos y bastantes han caído abajo. La escuálida mazurca se nutre de nuevo y, con ella en ristre, trepo por la triple hasta el punto que ayer retrocediera. Como la tarde anterior, todas mis tentativas se estrellan ante la imposibilidad de clavar y, como no me seduce la idea de empezar a burilazo limpio, decido buscar nuevos horizontes. A fuerza de artesanía y de clavos made in circunstancias, me desplazo a la derecha, hasta una entosta donde puedo meter un sólido pitón, que asegura la continuación de la travesía, pero, al llegar al límite de las cuerdas y del material sin encontrar una solución, regreso a la entosta donde, cansado de tanto paseo, me aseguro y recupero a mi compañero. Si placer me causa el comerme la manzana que al llegar junto a mí, me alcanza Navarro, más todavía me causa el oír el clic del mosquetón puesto sobre el primer clavo que ha conseguido poner; a éste se sucede otro..., ¡y otro! Ya toca la repisa que esperamos salir de este agotador trozo de pared, y por ella se desplaza hacia la izquierda, hasta situarse en una buena cornisa al otro lado del espolón, en la que, a juzgar por los gritos de júbilo que da, calculo se terminan los problemas gordos (¡ya era hora!).
”Al final de la tirada siguiente, y mientras mi compañero se acerca a mi altura, no siento otra cosa que llevar el tomavistas descargado. Es impresionante verlo suspendido de estos hilos de araña que nos unen, recortado sobre el pueblo, que se ve diminuto entre su cuerpo y la pared, por la que, con su habitual y tranquila agilidad, está trepando. Otra tirada de cuerda por unos metros de pared lisa, una corta canal con mala salida y alcanza Navarro un nido de buitres (también se buscan la casa alta estos animalitos). Nos reunimos en él, estamos cerca ya de la cima, pero la noche se nos echa encima y decidimos preparar el último vivac, pues, a pesar de la cercanía, desconfiamos de cómo estará el trozo que queda y no es cuestión de exponerse a pasarla en un estribo, teniendo a nuestra disposición el confortable nido.
            ”El petate está ya fláccido; sólo unas pocas provisiones y el material del vivac..., por la noche. Por la mañana, las provisiones las subimos puestas; alivia algo al tener que izarlo, pero, en cambio, la sensación del estómago ya no se pasa apretándose el cinturón. La última tirada es a cargo de Navarro, pues, tras los suspenses de la de ayer, temo no encontrarme en las mejores condiciones. Lo veo partir decidido por un extraplomo sobre nosotros, del que pasa a una especie de medio cono a  la derecha por el que continúa en arriesgado largo a libre hasta el redondeado de la cima, de la punta No Importa. Desde aquí, ya poco puede interesar lo demás: pasar a la Buzón y descender en rápel hasta la glera y, por ella hasta el pueblo, es corriente. Únicamente querría expresar nuestro agradecimiento a todos los que, aunque sólo pudiese ser con su presencia y su fe, nos animaron a conseguir esta escalada, cuya nueva vía denominaremos Félix Méndez”.

Alberto Rabadá Sender.
Boletín de Montañeros de Aragón. 1962.







REFLEXIONES DE UN PERRO DE ROCA (Jesús Vallés, apasionado por las rocas y los perros)
 Me inicié en la escalada hacia el año 1970, con catorce años, y una de mis primeras lecturas, repasada una y otra vez, fue este relato de Alberto Rabadá publicado en el boletín de Montañeros de Aragón en 1962. Desde el principio me percaté que me hallaba ante una obra maestra, la perfección y la belleza materializadas en cinco días contrarrestando la ley de la gravedad sobre un filo de conglomerados de la época terciária. Alberto Rabadá y Ernesto Navarro encontraron en el prístino espolón del Fire todo lo que un escalador puede soñar escalar.
Yo también sentí muy pronto la llamada del Fire y no tardé en aventurarme en sus relieves, rotundos y distintos a los de los otros mallos. Primero fue la cara sur a los 16 años y despues la cara oeste dos años más tarde. Algunos compañeros me propusieron ya "intentar" el Fire por su espolón pero yo todavía no me sentía suficientemente maduro y al analizar las emociones que surgían al considerar un intento, el miedo, distante, difuso, pero muy real, estaba allí poniéndome una luz roja. No, el espolón del Fire no me "llamaba", yo no escuchaba ninguna voz interior ni exterior que me susurrara "ven, súbeme". Decidí esperar y continúar perfeccionando  y depurando mi técnica pues mi propósito era intentar escalar aquel espolón como lo habían subido Alberto Rabadá y Ernesto Navarro: SIN TALADROS Y SIN AYUDAS
En 1976 algunas cordadas se apuntaron repeticiones a pesar de que, agotadas, hubieron de ser rescatadas con cuerdas lanzadas desde la cumbre. Los buriles hicieron su aparición, no sólo en reuniones, también en secciones que costaron muchas horas de esfuerzo a Rabadá y Navarro. Flanqueos y delicadas travesías fueron "enderezadas" y entonces el Espolón del Fire dejó de ser la mejor y más difícil escalada de España. 
Las circunstáncias de mi vida no me han permitido escalar el Fire por su filo vertical, pero aunque yo tuviera mis dos manos en perfectas condiciones tampoco sería posible. Mi sueño de muchacho principiante ya no existe. El taladro acabó con él.


 Chovas en Mezalocha, foto E. Viñuales


50 años más tarde el deporte de la escalada tendrá que convivir con las aves que habitan los roquedos y paredones. El uso y abuso del taladro industrial ha hecho saltar las alarmas entre las autoridades medioambientales encargadas de la protección de la vida salvaje.
Mi opinión es que son los propios escaladores quienes deben practicar la autocontención renunciando a itinerários ilógicos y antinaturales que no tienen en cuenta la morfología de las paredes invadiendo determinadas zonas de hábitat y nidificación. El taladro pasará pronto de moda. Los escaladores de vanguardia retoman, medio siglo despues, la filosofía de Alberto Rabadá en el espolón del Fire optando por una escalada comprometida que no someta, que no se imponga a la configuración de la roca, que no la violente.


 Vivimos ahora mismo un punto de inflexión. Jóvenes guipuzcoanos ya taladran la cara norte de la Torre de Marboré, un santuario del pirineísmo, un sitio único en el mundo, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Tal vez este cincuenta aniversario de la muerte de Alberto Rabadá y Ernesto Navarro haga reflexionar a la comunidad de escaladores e intentemos recuperar la pureza, sencillez y humildad de nuestra cordada aragonesa, su impronta juvenil, su gesto noble, confiado y hermoso.


 

10 comentarios:

  1. A una de esas repeticiones del espolón del Fire, creo que en el año 1976 asistí junto a otros amigos que éramos principiantes, al recibimiento de unos colegas madrileños que realizaron la creo 10ª ascensión y aunque subimos cuerdas y víveres diversos no necesitaron de ningún tipo de ayuda exterior para finalizar la vía. Sólo lo celebramos con ellos todos juntos en la cumbre aquella tarde. Entonces,desde luego,era una escalada de notable envergadura y desde luego mi nivel de escalada nunca fue suficiente para acometer esa vía, pero amigo Perro de Roca, hay montañas que no están ahí para nosotros y sin embargo otras te atraen, te llaman poderosamente la atención y generalmente son ascendidas por una motivación interior que hace que su conquista sea sólo una cuestión de tiempo...
    Por cierto, es una lástima que el "libro de piadas" de Riglos de aquellos años permanezca en paradero desconocido, pues en él había una información gráfica y cronológica estupenda que ha quedado inservible...
    Julio V.

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  2. Gracias Julio por tus reflexiones. El libro esta custodiado, creo, por una persona de absoluta confianza.
    Đesde Vietnam (vacaciones), un saludo.
    Jesus Valles

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  3. En 1976, la cordada catalana Mano de Tarrassa y Troya se apunto la ascension a pesar de ser rescatados con cuerdas lanzadas đesde la cumbre. Ha habido otros rescates similares. Me parecen bien estos salvamentos, nada que objetar, pero no se pueden considerar repeticiones propiamente.

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  4. ¿Custodiado? eso ¿Qué significa? ¿Se puede ver o consultar o copiar o que sirva para algo? Si es persona de absoluta confianza no le importará que algún club o particular pudiera hacer uso de ello...
    Que lo pases bien en aquellas remotas tierras.

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    1. Creo saber quien lo tiene. Hare mis averiguaciones y si te sigue interesando te pondr'e en contacto con el.
      Desde el Fheng xi Pang, 3.143 m, pico m'as alto de Vietnam, doce horas bajo la lluvia. Se me ha hecho m'as duro que el Mont Blanc.
      Ahora mismo salgo con mi hijo para Halong Bay.
      Un abrazo.
      Jesus Valles

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  5. javier urcina ,suizo para los amigos.-23 de junio de 2012, 23:55

    Ese libro del que hablais ¿Es el 3º? Si es asi nos interesa a muchos y ademas de darle las gracias al que lo custodia le pediriamos poder hacer lo mismo que se hizo con el 1º Y 2º.Fotocopiarlo para que aun que se pierda la pista del original con los años y las vueltas de la vida no desaparezcan las reseñas.¡PREOCUPARE DE ELLO! Y gracias anticipadas.-

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  6. Disculpad amigos pero estoy hecho un lio y tendre que hacer mis comprobaciones cuando regrese a Espana. Las informaciones que yo tengo son de segunda mano, o sea no fiables cien porcien.
    Un saludo.
    Jesus Valles

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  7. No se si la referencia al libro es al que relata la ascension de Navarro-Rabada, ó al de la escalada que comentas de tus amigos de Madrid,si te refieres al primero te aclarare que lo guardo yo. Me lo lleve de Riglos en un estado absolutamente deplorable, las fotos arrancadas con el papel incluido, tachaduras y rectificaciones en todas las hojas, esquinas arrancadas para hacer notas, totalmente desencuadernado etc, etc.de hecho el mayor problema que tuve cuando acometi el asunto fué encontrar un restaurador que se atreviera con el trabajo. Durante dos años hice publico, en los medios a mi alcance, la intencion de hacer copias, creo recordar que fueron cuarenta y tres, para todo el mundo que la quiso,a riguroso precio de coste, salvo la mia que me costo la copia mas la restauracion. El libro lo guardo para cuando se haga el museo en Riglos y tambien tengo una copia de las hojas a disposicion de quien quiera(el original,ya encuadernado,no se puede desmontar. Julio Porta 974 348011

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  8. Gracias por tu aclaración, Julio. Yo tenía conocimiento de que tú custodiabas precísamente ese histórico documento aunque no sabía que habias hecho esa "edición" fotocopiada.
    Existe cierta confusión sobre el paradero del libro-registro siguiente en el tiempo en el que, por ejemplo, estaría tu primera repetición a la via de verano del Pisón.
    Hace unos meses Javier Urcina remitió una copia en formato PDF pero creo recordar que no era el de la época 1970-1980.
    La idea de un museo de la escalada en Riglos me parece muy apropiada y necesaria y ojala que se consiga reunir toda la colección de libros registro originales.
    Un saludo.
    Desde España recien llegado en el AVE a Zaragoza.
    ¡Caray, aquí tambien está haciendo calor!
    Jesús Vallés

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    1. Hola. Gracias por tu aportación Julio. Me refería al o los libros de aquellos años 1975-1979.
      Si supieráis su paradero os lo agradecería.
      Gracias de nuevo y un saludo.

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