Homenaje a los escaladores Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, en el cincuenta aniversario de su muerte en la cara norte del Eiger.

LA ASISTENCIA AL HOMENAJE ES LIBRE Y NO HAY NINGÚN INCONVENIENTE EN QUE, QUIEN LO DESÉE, PUEDA CENAR CON SUS PROPIOS ALIMENTOS AUNQUE PARA HACERLO EN EL CATERING DEL PABELLÓN ES IMPRESCINDIBLE LA RESERVA CON 25 EUROS.

¡NO FALTEIS, OS ESPERAMOS EN MEZALOCHA!



lunes, 28 de enero de 2013

OESTE DEL NARANJO. TRAGEDIA INVERNAL 1969

Itinerário de la cara oeste con el punto desde donde cayeron Francisco Berrio y Ramón Ortíz, enero de 1969.
Foto: Revista ALTITUDE.




Francisco "Patxi" Berrio escalando la Hermana Mayor de Irurzun (Navarra). Él mismo se fabricó esta original "mini-hamaca" para descansar en las reuniones y vivaquear en la pared. Foto: Revista Pyrenaica.





Relato de Jean y Pierre Ravier. Revista "Altitude" (1969).
Traducción: perro de roca.


Es la "joya" de los escaladores españoles, varias veces ya intentada en invierno por los mejores. La formidable cara oeste del Naranjo de Bulnes fue el escenario de la más desconsoladora de las tragedias. El 29 de enero de 1969, dos jóvenes vascos, Francisco Berrio, de San Sebastian y Ramón Ortíz, de Tolosa, acometían la ascensión. Ya no se les volvería a ver con vida...
La tempestad se presento en la noche del 3 al 4 de febrero. El 5 sus cuerpos fueron avistados suspendidos de las cuerdas en plena pared a unos 400 metros de altura. Una importante expedición se puso en marcha de inmediato para recuperarlos.  Nuestro camarada César Pérez de Tudela estaba allí, en tanto que responsable de los grupos de socorro en montaña (él mismo había intentado en varias ocasiones la escalada invernal de la cara oeste pero las condiciones climatológicas adversas le habían hecho renunciar). El 7 de febrero llega el buen tiempo y una quincena de escaladores son depositados por el helicóptero en lo alto de la Canal de la Celada, al pie de la via normal de la cara sur (IVº en verano). Todo el día requirió equipar la ruta con pitones y cuerdas, y tras un vivac, la cabeza del grupo de rescate consiguió llegar a la cumbre. Pérez de Tudela y Pedro Udaondo son descolgados en el vacío a lo largo de la arista noroeste por donde sale la vía de la cara oeste. Un centenar de metros más abajo llegaron al nivel de los cuerpos de Ortíz y Berrio que colgaban cada uno a un lado de la arista, con las cuerdas enganchadas en un minúsculo saliente de la roca caliza de apenas unos centímetros.
No les fue muy difícil a nuestros camaradas (Pedro Udaondo conocía bien la pared por haberla escalado en el otoño anterior), reconstruir las circunstancias del drama que había costado la vida a los dos jóvenes alpinistas vascos.

Rescate en la Vega de Urriello. Archivo Desnivel. Foto obtenida del libro"Naranjo de Bulnes" de Isidoro R. Cubillas.


 Notando la presencia entre ellos de un taco de madera (el que normalmente se encontraba colocado en el último paso difícil), pudieron deducir que el accidente se había producido a escasos metros de la salida, a pocos minutos de la cumbre. Un pitón nuevo, apenas clavado, que el primero de la cordada estaría clavando cuando el "taco de madera" saltó, fue observado por los rescatadores de los cuerpos, confirmándose así la certeza de la última causa de la caída.
Berrio y Ortíz no sobrevivirían, probáblemente, a la brutal caída de casi un centenar de metros después de arrancar seis pitones intermédios antes de quedar enganchados en el saliente de roca. Esta es la opinión de Pérez de Tudela y Pedro Udaondo.
Otros escaladores, Iñaki Tapia y Julio Villar, que ya habían ascendido préviamente la cara oeste, habían expresado sus dudas acerca de la solidez de esos pitones, lo que se puso de manifiesto dramáticamente en el accidente de Berrio y Ortiz. 
Despues de varias tentativas de izar los  cuerpos hasta la cumbre para redescenderlos por la cara sur, las cuerdas hubieron de ser cortadas y los cuerpos pudieron ser recogidos en la base por otros miembros del equipo.

En razón de sus circunstancias, tan adversas y fatales, el drama de Berrio y Ortíz suscitó en España una intensa emoción y todos los escaladores se declararon, unánimemente, partidarios de reconocer a Francisco Berrio y Ramón Ortíz la septima ascensión de la cara oeste del Naranjo y la primera invernal.

Jean y Pierre Ravier dirigieron durante varios años la revista ALTITUDE, del Grupo Pirineísta de Alta Montaña, una publicación insuperable en su cercanía y calidad editorial. Los hermanos de Burdeos demostraron ser tan buenos redactores como escaladores.
  


FEBRERO DE 1970, NUEVA TRAGEDIA INVERNAL EN LA OESTE DEL NARANJO.
LASTRA Y ARRABAL.

Croquis de César Pérez de Tudela indicando el punto donde quedaron atrapados Gervasio Lastra y José Luis Arrabal. Éste último perecería por causa del agotamiento y las congelaciónes.


UN DOCUMENTO GRÁFICO EXCEPCIONAL:
LA PELÍCULA DEL RESCATE DE LASTRA Y ARRABAL.



Desde este modesto blog nos remitimos al meritorio y cautivador libro editado por Desnivel, "Naranjo de Bulnes, un siglo de escaladas" donde la terrible aventura de Lastra y Arrabal es objeto de un cuidadoso y pormenorizado análisis por el autor, experto alpinista, Isidoro Rodriguez Cubillas, decano de los escaladores de Castilla y León. Una obra imprescindible para conocer a fondo la historia de la escalada en el desmesurado, telúrico e incomparable Naranjo de Bulnes.

César Pérez de Tudela e Isidoro Rodriguez Cubillas son dos hombres fuertemente ligados a la montaña y muy en concreto al Naranjo de Bulnes. Ambos han expresado siempre su admiración por nuestros paisanos Alberto Rabadá y Ernesto Navarro. Desde el inicio, desde los primeros pasos, supe que estos dos personajes, tan próximos y accesibles, podían ofrecer una valiosa visión, una elevada percepción, de nuestra cordada aragonesa. Su respuesta generosa, su ofrecimiento desinteresado, confirma nuestra primera intuición. Con participantes como César e Isidoro, el homenaje a Rabadá y Navarro en el 50 aniversario de su muerte en la cara norte del Eiger adquiere la calidad trascendental de la autenticidad, el íntimo sentimiento del montañero, su pasión por la escalada y su cariñoso afecto hacia los compañeros.



PLACA CONMEMORATIVA EN MEMORIA DE RABADÁ Y NAVARRO: LUZ VERDE PARA COLOCARLA.







¿Es bonita, verdad? Vale pues ahora sólo falta reunir los 525 euros que vale. Se tendrían que conseguir, la F.A.M ya nos dió 600 euros cuando el 50 aniversario de la escalada al Tozal del Mallo. Pensamos que Rabadá y Navarro tambien se lo merecen. 
¡Ay el "parné", "mardito parné"!
Bueno, pues de algún sitio habrá que sacar el dinero. Nuestros chicos tendrán su placa en Mezalocha, ¡Vaya que sí!




DESDE CANADÁ, JOSÉ ANTONIO SANZ "NORTE EL EIGER" NOS ENVÍA UNA BONITA COLECCIÓN DE FOTOS EXPRESANDO SU SIMPATÍA Y AMISTAD HACIA LOS ESCALADORES ARAGONESES Y SUS MEJORES DESEOS PARA HACER REALIDAD EL HOMENAJE A RABADÁ Y NAVARRO EN EL 50 ANIVERSARIO DE SU MUERTE.

Poco antes de...


Agosto en el Yukon.

Montañas de Alaska.

La costa de Alaska.

En el glaciar Aletsch (Suiza)

El tren de Akagway (Alaska)

Aneto (1974)

Mi "tienda de campaña"


¡Qué jodido el "Norte el Eiger"! Estaba hecho un auténtico ligón y les sacudía de lo lindo a las estudiantes extranjeras en los cursos de verano de la universidad en Jaca. ¡Sí señor, así se hace!




FUERTE NEVADA. DURA RAQUETADA.
TRAVESÍA CASTIELLO DE JACA- ACUMUER- SABIÑÁNIGO.

Miercoles 23 de enero. Todo el norte de la provincia de Huesca está en alerta meteorológica por fuertes nevadas. A las 10:30 h desciendo del tren en Castiello de Jaca y cojo la carreterita de la Garcipollera. Me acompaña mi perra Panchita, encantada como siempre y feliz de caminar junto a su amo.
Un coche se detiene. Es Pepón Valenzuela, experto montañero. Acaba de subir el Huascarán, la cima más alta del Perú. Le comento que pienso ir este verano a intentar algunos "seismiles" en aquel país. Él sigue hacia Jaca y nos separamos. Panchita y yo dejamos el desvio a Villanovilla y cojemos la pista, ya sin huella, en dirección al santuário de Igüacel. Tras pasar Acín, en ruinas, hay que cruzar un vado sobre el río Ijuéz. Mala suerte, meto un pie en el agua y enseguida me tengo que poner las raquetas pues la nieve es profunda, y sigue nevando cuando tomo la bifurcación en dirección a Larrosa.
 

La marcha se me hace muy larga y penosa. Pinos derribados cortan la pista una y otra vez y hay que sortear por el monte muy fatigosamente. Son vueltas y más vueltas, subiendo y subiendo sin parar. LLevamos ya más de tres horas y cada vez hay más nieve y cada paso es un esfuerzo. Nieva con fuerza y camino a ciegas. Los nervios y la inquietud se me están apoderando. Tengo miedo a desfallecer y rendirme. Consulto el altímetro y el mapa. Ya no debería faltar mucho para pasar a la vertiente de Acumuer, y entonces me percato de que la perra no me sigue. Retrocedo unos cientos de metros y me la encuentro completamente bloqueada. Unos tremendos cepellones de nieve, como pelotas de balonmano le cuelgan por todo el pelo y la pobrecita no puede dar un paso.
¡Podría llegar a quedar "soldada" a la nieve!

¡Qué barbaridad, pobre Panchita!

Entonces experimento una reacción positiva. Las fuerzas y la energía vuelven a mi mente y despejan todas mis dudas. Ya sé qué debo hacer. Salvar a mi perra de este atolladero en que la he metido. A manotázos, con cuidado de no hacerle daño, la libero de los pelotones de nieve y puede seguir, pero al poco se le vuelven a formar. Debe de ser por la electricidad estática de su pelo.

Poco a poco vamos avanzando y sobre las tres y media de la tarde llegamos a la cumbre. Me siento mejor, confiado y aprieto la marcha pues nos quedan apenas dos horas de luz para hacer aún unos siete kilómetros de pista hasta salir a la carretera que va a Sabiñánigo. Eso creo, pues no veo más que unos metros porque la luz apenas puede penetrar este bosque tan espeso. Pero en esta vertiente la profundidad de la nieve es aún mayor. Nieva con más intensidad, estoy empapado y la pista se pierde y no la consigo seguir en el bosque. Tendré que tomar una decisión. Si se nos hace de noche aquí nuestras vidas correrán un serio peligro. ¡Vamos Panchita!
Estoy perdido, hace rato que no sigo la pista. Vale, pues entonces a suerte o muerte. Me quito las raquetas y me lanzo monte abajo, en dirección al río. No puede estar muy lejos, conózco este bosque de buscar setas y sé que al otro lado del río tiene que estar la carretera. Bojes, zarzas, pinos, desciendo con rapidez, cada minuto cuenta. La perra me sigue y salta por los ribazos y barranqueras. Una sensación de tranquilidad se apodera de mi. Es como si me sintiera protegido por algo o por alguien. Me zambullo a saltos por las salceras de un arroyo, esquivo las ramas a la carrera. En pocos minutos he descendido más de doscientos metros.
Una sonrisa se me dibuja en la cara. Tengo delante de mi la señal del G.R 15. A escasos metros el único punto donde el río se puede vadear sin problemas. ¡Lo tenemos Panchita!
Cruzar el rio resulta fácil aunque me sumerjo la bota entera. Arriba, al otro lado está Acumuer. El pueblo esta vacio pero tenemos una confortable casita para mi perrita y yo.
Enciendo el fuego y me pongo ropa seca. Preparo una cena. Tengo sangría y vino tinto. Pongo la radio y me acuesto pronto. Dormiré nueve horas de un tirón.
Al dia siguiente amanece nevando. Primero y ante todo un potente desayuno. Salgo de casa con las raquetas puestas y ya no me las quitaré hasta cerca de Larrés.
A mediodía estamos en casa. Han sido casi cuatro horas para quince kilómetros. ¡Bonita excursión! ¡Gracias a los espíritus protectores del bosque! Sigue nevando con ganas.


"NAHUAL", EL ANIMAL PROTECTOR DE LOS MAYAS.
Tal vez conozcáis el fabuloso libro "Hombres del maíz", del premio nobel de literatura Miguel Ángel Asturias. De padre español y madre india, Asturias refleja a la perfección el universo indígena, su identidad ontológica y los lazos que la cultura maya mantiene con la madre tierra.
Cada indio tiene su "nahual", mitad espíritu, mitad animal. Sería, en cierto modo, el equivalente al "Ángel de la guarda" de la cultura cristiana. Yo confío en mi "nahual". En las montañas selváticas de Guatemala sería el "cochemonte" (cerdo salvaje). Instintívamente los montañeros tambien invocan a su "nahual" cuando se internan en la espesura del bosque: "Vamos a hacer el jabalí"









sábado, 19 de enero de 2013

ARISTA DE LOS MURCIÉLAGOS AL ASPE 1962. LA GRAN CLÁSICA PIRENAICA DE ALBERTO RABADÁ.

El Aspe en primavera. Arista de los Murciélagos y vía normal (descenso) desde el Circo de Tortiellas.





Manuel Ansón Navarro
Anuario de Montañeros de Aragón 1996-1997, 1997

Después de treinta y cinco años, recordar no es fácil para mí cuando el recuerdo se va convirtiendo en una visión difusa, sin el relieve determinante de los detalles que podrían dar nitidez a aquella historia sin importancia. Sólo el conocimiento de esta familiar montaña, tantas veces ascendida con posterioridad, me permite situar aquella ascensión en su lugar exacto.


Esta vez, habíamos optado por las comodidades del viejo refugio de Montañeros de Aragón de Santa Cristina en Candanchú, donde pernoctamos antes de abordar la arista del Aspe. En aquella ocasión, no sé porqué, no paramos en el Ruso, aquel tétrico caserón de piedra que un alud arrasó en uno de aquellos durísimos inviernos de antaño en que la nieve se acumulaba en cantidades que tal vez la memoria acrecenta todavía con el tiempo.
Tantas cosas han cambiado desde entonces, que no puedo evitar la evocación de aquel viejo caserón, siempre de noche, pues apenas parábamos en él para pasar la noche, con la estufa de leña que nos calentaba mientras comíamos alguna cosa, iluminados por la luz vacilante de alguna vela, en un ambiente en el que cualquier relato fantasmal encajaba perfectamente. Podéis imaginaros, sin embargo, que lo que aquello propiciaba eran las bromas más bestias y disparatadas.
Aquella tarde del 21 de septiembre de 1962, desde la estación internacional de Arañones, que entonces tenía ese carácter, subimos, como de costumbre andando, con nuestras pesadas mochilas hasta Candanchú, para descansar en el rústico refugio de Santa Cristina, que era todo un lujo en aquellos tiempos.
Decía que muchas cosas han cambiado desde entonces, pues nos faltan algunas y, sobre todo, sobran muchas otras. Faltan las que configuraban aquella montaña romántica y entrañable de la que formaban parte tanto el Ruso como el refugio de Santa Cristina. Sobran todas aquellas que han venido a congestionar nuestros parajes, que podíamos recorrer casi en solitario, inventando nuestros propios caminos.
De aquella ascensión que ahora recuerdo, falta sobre todo aquel formidable líder que era Alberto Rabadá. No voy a decir ahora nada que no se haya dicho de él, pero quiero que quede constancia de que del corazón, más que de la memoria, de los que tuvimos el privilegio de ser sus amigos, no desaparecerá jamás.



En la aproximación desde Candanchú al collado de Aísa, donde se inicia la arista este, pasamos por el collado del Pastor cargados con unas mochilas inevitablemente pesadas por culpa de un material más bien primitivo. Sin embargo, aunque el material lo habíamos repartido entre los cuatro, por alguna extraña razón, la mochila de Rabadá pesaba mucho más que las nuestras, sin que quisiera darnos más explicación que sus habituales bromas. Sólo antes de encordarnos, descubrimos la razón de aquel peso, pues de su mochila salió un enorme melón que pretendía subir hasta la cumbre con la mayor inocencia. Conseguimos que lo dejara allí mismo, enterrado en un pequeño nevero, para disfrutar a la bajada de aquel lujo asiático. Recuerdo el detalle del nevero, porque hoy resulta sorprendente que quedara nieve todavía en aquella fecha, 22 de septiembre, a menos de dos mil metros de altitud.
El día era magnífico y el ambiente tan disparatado por culpa de las bromas, que Rabadá, que se había encordado con Luis Alcalde, atacó la arista antes de llegar al collado, por una pared rocosa de la cara norte que le permitió acceder a la arista más arriba, por la única razón de que por allí era más difícil y por provocarnos a todos en su más puro estilo del “cuanto peor, 

 
mejor”, que en tantas ocasiones le oí repetir a grandes voces. Sin duda fue aquel tramo el más difícil de toda la escalada, que luego se fue desarrollando dentro de la más pura ortodoxia.
La otra cordada la formábamos Julián Vicente y yo, y andábamos disfrutando, provocándonos continuamente. Iniciábamos una ruta nueva cuyo mayor atractivo era precisamente ése: apenas sabíamos nada sobre la escalada que acometíamos. Conocíamos el perfil de la arista, visto desde la distancia, definiendo un itinerario lógico y elegante a la cima del Aspe, y teníamos el privilegio de poder ser los primeros en recorrerlo. Sabíamos que aquella arista era virgen.
El atractivo de lo desconocido da a cualquier ascensión un mayor valor. Todavía hoy disfruto especialmente cuando puedo ascender a alguno de los picos que todavía quedan en el Pirineo de los que apenas se sabe nada, sea por su modesta altura o por su lejanía de las rutas habituales. Por modesta que sea la ascensión, tan atractivo resulta atacar un pico, inventando tú mismo la ruta a seguir que, cuando puedo evitarlo, prefiero no preguntar antes muchos detalles y reservarme las posibles sorpresas que pueda depararme, recreándome en su descubrimiento.
Comprendo que no resulta fácil evitar el planteamiento habitual y prosaico de saber exactamente adónde vas, por dónde vas a pasar y las dificultades que vas a encontrar. Creo que es mejor que te quede alguna incógnita por despejar; de lo contrario, es como si vas a ver una buena película de misterio y algún simpático te priva de la sorpresa, diciéndote quién es el asesino. Hay que respetar en cada ascensión, siempre que sea posible, un componente de aventura mayor o menor. Lástima que la palabra aventura haya quedado devaluada por un turismo que utiliza ese calificativo para cualquier viaje organizado que resulte mínimamente incómodo.
Pero estábamos en la arista este del Aspe, encordados con un día excelente, disfrutando en la superación de las dificultades que la roca nos presentaba. Sería ingenuo e inútil tratar de recordar y graduar los distintos pasos de una arista que está perfectamente clasificada después de tantos años, pero sí quiero recordar ahora cómo denominamos aquel día a la aguja intermedia.


Estábamos los cuatro escaladores repartidos por la arista de manera que uno estaba en la aguja característica y, los otros, más arriba, cuando se inició uno de esos pintorescos diálogos a gritos para tratar de situarnos, y explicar a algún torpón por dónde debía ir desde la aguja “dondestastú”, a la aguja “dondestanestos”. Tanto repetimos lo de la aguja “dondestastú”, y tanto nos reímos con aquella ocurrencia, que la conocida aguja quedó inevitablemente bautizada como Dondestastú.
Del resto de la ascensión, apenas recuerdo otra cosa que el ambiente relajado de una escalada sin verdaderos problemas. Sin embargo, por agotar mis recuerdos de aquella ascensión, hay dos apuntes que conservo en mi memoria con absoluta claridad. El primero, la carrera apresurada de una manada de sarrios por una amplia cornisa de los Lecherines, frente a nosotros. Siempre ha sido un espectáculo de mi predilección estas exhibiciones de 
 
agilidad y gracia. El segundo, el hallazgo de un edelweis de gran tamaño en una cornisa en la que hicimos reunión. Todavía lo guardo y se conserva perfectamente, pese a que era época tardía y parecía estar un poco cansado.
Superado el torreón final, terminamos una estupenda jornada. Solos sobre la cumbre, privilegio de aquellos años, habíamos vivido un día más en aquel mundo silencioso que nos pertenecía. Pero no quiero terminar mis recuerdos de aquella primera sin una breve reflexión, dirigida principalmente a los montañeros próximos a mi generación. Tenemos la suerte de que la montaña, más inteligente y humana que nuestra sociedad, no nos jubila. Jubilado para la sociedad, todavía he subido muchas montañas, y pienso seguir haciéndolo.
La sociedad en que vivimos decide por ley que un día somos útiles al cien por cien y al día siguiente inútiles en la misma proporción. ¡Qué estupidez! Afortunadamente, la montaña sigue estando allí y sólo nos jubila gradualmente. Hay objetivos que ya no puedes o no debes plantearte; sin embargo, muchas cosas que antes podías hacer brillantemente, puedes ahora seguir haciéndolas bien, a base de economía de esfuerzos, técnica, experiencia y entusiasmo. Entusiasmo que ahora puede producirte actividades evidentemente modestas en sentido absoluto, pero que tú sabes apreciar muy bien desde la perspectiva de tu veteranía. El ser un viejo montañero me sigue resultando atractivo y explica la satisfacción que me produce ser calificado de tal, aparte de chalado y todas esas lindezas que dicen de nosotros. Mi entusiasmo no se ha enfriado, ya que mis modestas ascensiones de hoy las sigo valorando íntimamente en mucho.
Tengo que pedir perdón por estas reflexiones de un viejo montañero, jubilado y nostálgico, que sin duda os habrán resultado un poco solemnes, pero es que mi memoria no ha sido capaz de aportar mucho más sobre aquella primera de la arista este del Aspe, que bautizamos como arista de los Murciélagos. Para mí no sólo ha sido agradable revivir aquella escalada, y tantos recuerdos como han ido aflorando mientras escribía estas líneas sino que, además, han hecho despertar el deseo de repetirla. Estoy seguro de que no me faltará un compañero con quien encordarme.






ASPE 1977. ESPOLÓN NORTE (F. ESTAÚN Y J. VALLÉS)
En otoño de 1977, quince años despues de que Alberto Rabadá y los pioneros aragoneses abrieran su popular "Arista de los Murciélagos" yo descubrí un bonito camino por, en mi opinión, la línea más elegante del Aspe. Son 400 metros de desnivel, escalada en libre con una veintena de pitones (reuniones incluídas), unas seis horas de escalada. Las dificultades se concentran en los primeros doscientos metros, diedros y placas con presas invertidas (IVº y Vº) y un pequeño techo que se supera en libre por la izquierda. La abrímos mano a mano, Francísco y yo, un largo de cuerda cada uno.
Por avaricia o por tacañería, el caso es que no dejamos ni un puto clavo de recuerdo, al contrario, recuperamos varías clavijas y mosquetones que estaban abandonados de intentos anteriores.
El alpinista ansotano Miguel Guzmán repitió la vía y le pareció magnífica. La Guía del Pirineo Occidental Oscense, editada por el Club Deportivo de Navarra en 1982, cataloga esta ruta de "libre expuesto", Vº (Muy difícil). La parte superior es ya más sencilla (IIIº y III sup). 


VÍA "JESÚS YARZA" (2007). J. NADAL Y C. TORRIJO.
Treinta años más tarde (2007), la cordada de Carmelo Torrijo y Juan Nadal, abren una nueva vía unos metros a la derecha, siguiendo una trayectoria más directa y audaz que la original aunque bastante más segura gracias a la colocación de numerosos anclajes parabolt. Es la vía dedicada a "Jesús Yarza", un veterano escalador de Zaragoza, catalogada de 6b y que ya ha conocido varias repeticiones de escaladores que quieren explorar esta formidable vertiente del Aspe.

Vía "Jesús Yarza" (2007). La vía original  de 1977 discurre unos metros a la izquierda.
 



EL BLOG DEL HOMENAJE A RABADA Y NAVARRO
SURCA LA "NUBE" A VELOCIDAD DE CRUCERO:
PASANDO YA DE LAS 23.000 VISITAS. 
RABADÁ Y NAVARRO: ¡GUSTAN, MOLA, TOPE, GÜAY! 
¡Guapos chavales, eh!


 Este modesto blog que surgió para mover y calentar el ambiente montañero de cara a la materialización de un homenaje a los dos escaladores aragoneses se consolida día a día, recibiendo visitas de muchos y lejanos países. Esperamos que sirva de revulsivo y los montañeros y escaladores sientan la necesidad de conmemorar el 50 aniversario de la cordada aragonesa en el Eiger organizando seminarios, conferencias y otros eventos como los que ya han tenido lugar este pasado año en Ayerbe, Riglos y Barbastro. A los promotores Cinto, Puyó y Masgrau les damos las gracias de todo corazón.




José Antonio Sanz Moral es un veterano escalador que desde Otawa (Canadá) donde reside, nos envía un bonito y delicado panegírico sobre Rabadá y Navarro. Tuve el placer y el honor de tener a José Antonio de cursillista en Riglos. Su intenso apasionamiento por el mundillo de la escalada me sugirió apodarlo el "Norte el Eiger", apelativo que él revindica con agrado. Sabedor del homenaje que se está preparando a los dos escaladores zaragozanos, José Antonio "Norte el Eiger" no se compromete, por el momento, a poder asistir, aunque trasmite sus mejores deseos a todos los amigos y compañeros de aquella época, en especial a Fernando Orús, Ambrosio García-Izquierdo y Valentín Asensio.
Gracias "Norte el Eiger" y aquí tenéis su panegírico y una foto actual en Canadá. amigo, tu poesía es muy hermosa y trasmite a la perfección las emociones que todos los escaladores sentimos al recordar a Alberto Rabadá y Ernesto Navarro. 



DESDE CANADÁ CON AFECTO Y ADMIRACIÓN POR RABADÁ Y NAVARRO.

No miréis con pena nuestras tumbas:
no estamos aquí.
Tampoco estamos dormidos
Somos mil vientos que soplan
el vuelo majestuoso de las aves alrededor de las paredes.
Somos el destello diamantino de la nieve
la suave lluvia del otoño.
Y si os fijáis, al despertar veréis que somos
el canto apacible de los jaros que inician ufanos un nuevo día.


       Somos la tenue luz de las estrellas al anochecer.
       No miréis con pena nuestras tumbas: 
       No estamos aquí. Jamás hemos muerto.




CORONA DEL MALLO (TELERA). CRESTA FURCUNFIECHO-ARCO DE PIEDRA.
8 de enero de 2013

Curioso forato donde se inicia la ascensión.

  Brecha y cambio de vertiente.

LLegando a la cresta del Arco de Piedra.



 Brecha fácil.

Tramo aéreo.

 Filo de nieve y roca.

Antecima. 

Destrepe.

Corona del Mallo, 2.517 m


Buena temperatura.


Cima y antecima.

Novato muy espabilado. 

 Regreso



DESCRIPCIÓN DE LA RUTA: De la capilla Santa Elena, 1.000 m, 3 kilómetros al norte de Biescas, cruzar la carretera y remontar la G.R 15 hasta salir a una pista forestal que se sigue (atajos) hasta el refugio de Furcunfiecho, 1.600 m.
Algo al este buscar una cavidad oculta por el bosque. Superarla por el interior (IIº). Subir por un senderito una canal empinada y oblicuar a la izquierda (brecha) cambiando de vertiente y llaneándo al oeste (abrevadero). Esquivar unas murallas verticales por el oeste y remontar encima hacia el N.E por lomos fáciles (abrevadero). Se alcanza la base de la cresta oriental del Corona del Mallo bajo un enorme arco de piedra.
Por un nevero empinado ganar una brecha (45º/IIº). Seguirla hasta la cumbre, afilada y aérea, roca, nieve y hielo, (60º/IIº), destrepe delicado justo al final. 1.500 metros de desnivel, 6 horas desde la capilla Santa Elena.
Más información, guía AURÍN-PARTACUA. Espacio de Pirineísmo. Mandala Ediciones. 

CORREDOR "ANTOÑITO" AL PETRUSO.
Necesita estar más nevado para poder ser escalado.

Simpático corredor de entrenamiento en la cara norte del Petruso, 2.189 m. Tiene un desnivel de casi 500 metros desde el sendero a la cumbre. Pendientes de 45º y cortos resaltes de 50/55º. Invierno de 2010. Víctor Álvarez y Jesús Vallés.







CAEEEEEE LA NIEVEEEEE. PUES NOS PONEMOS LAS RAQUETAS PERO EQUIVOCAMOS LA RUTA. 14-ENERO-2013
Ameli, Jesús, Toño, Panchita y yo no nos hemos amilanado por la alerta meteorológica. Escogemos un objetivo modesto: el monte Güé, 1.800 m, al norte de Sabiñánigo. Pero con la fuerte nevada la visibilidad es mínima y nos confundimos de camino siguiendo por error una larguísima pista que va a parar a un deposito de ENAGÁS. Ya son las 11:30 y a la vuelta localizamos la buena pista, muy camuflada por los 40 centímetros de nieve recien caída. Estamos contentos con nuestra esforzada raquetada, más de cinco horas, y regresamos hasta Sabiñánigo para tomarnos unas cervezas y unas raciones de atún con empanada.
Ameli en cabeza.


Panchita.

Toño de azul. Entre Ameli y Jesús Yarza se aprecia el castillo de Larrés.


Jesús Vallés






Dos días más tarde aprovechámos una ventana de cielos despejados y subo hasta la Punta Güé con Víctor Álvarez.
Han sido cinco horas para subir y bajar. Un magnífico entrenamiento para nuestras próximas ascensiones invernales.
Al oeste Oturia y Santa Orosia.

 
Al fondo Gué.


Cúspide final.

Detrás Collarada y Telera.

Argüalas, Sabocos y Tendeñera.

Al S.O Peña Oroel.



Peña Oroel y San Juan de la Peña.

Al sur Guara.



Descenso por la senda de Güé.





AGENDA DEL HOMENAJE: REUNIÓN EN ZARAGOZA PARA FIJAR LA FECHA Y ULTIMAR DETALLES DEL PROGRAMA.

JUEVES, 31 DE ENERO, A LAS 20:00 H
ASOCIACIÓN CULTURAL "ALBADA"
c/ Fray Julián Garás nº 2 (Zona del Canal)
bajo
Zaragoza
CONVOCADOS: PRESIDENTE DE LA F.A.M

                         PRESIDENTE DE MONTAÑEROS DE ARAGÓN

                         PRESIDENTE CLUB "PEÑA GUARA"

                         PRESIDENTE CLUB MONTAÑA PIRINEOS

                         PRESIDENTE CLUB MONTAÑA "SAN JORGE"

                         ESCALADORES VETERANOS DE ARAGÓN

                         CLUB MONTAÑA TERTULIA ALBADA

                         COLECTIVO IDENTITARIO DE ARAGÓN

                         AYUNTAMIENTO DE MEZALOCHA  


Estimado amigo: En caso de no poder asistir, te rogamos que envíes a una persona de tu confianza.
TEMAS A TRATAR: CONCRETAR FECHA DEL HOMENAJE (OCTUBRE DE 2013)
                                  PROGRAMA DE ACTOS, LOGÍSTICA,
                                ACAMPADA, CATERING, MÚSICA, PLACA  CONMEMORATIVA,         
                                GRUPO DE JOTA.
                                FINANCIACIÓN  (Esto es lo que está más crudo)

Por si lo necesitas, éste es mi teléfono:
Jesús Vallés Gracia
606 077523



HOMENAJE A RABADÁ Y NAVARRO. MEZALOCHA, OCTUBRE 2013
PROGRAMA ORIENTATIVO



Sábado.- 17:00 h. CONCENTRACIÓN DE ESCALADORES

                PABELLÓN MUNICIPAL

                18:00 h. INAUGURACIÓN DEL ENCUENTRO. Srª Alcaldesa
                18:30 h  MESA REDONDA. RABADÁ Y NAVARRO, UN ANTES
                              Y UN DESPUÉS DE LA ESCALADA EN ESPAÑA.
                             
                 20:00 h  PROYECCIÓN DE LA PELÍCULA “SIEMPRE UNIDOS”
     20:30 h  CONFERENCIA-PROYECCIÓN: ESCALADA Y CONSERVACIÓN
                                DE LAS AVES RUPÍCOLAS.

                  21:00 h  CENA DE CÁTERING

                  23:00 h  VELADA MUSICAL. ORQUESTA DEL CANAL

ACAMPADA-VIVAC. TIENDAS DE CAMPAÑA Y FURGONETAS.


Domingo.- 08:00 h  ESCALADA Y SENDERISMO

                  12:00 h   ACTO INSTITUCIONAL. PLACA CONMEMORATIVA

                  13:00 h  GRUPO DE JOTA

                  14:00 h  COMIDA DE ALFORJA. CLAUSURA Y DESPEDIDA



Los organizadores de este homenaje a la cordada aragonesa representada por Alberto Rabadá y Ernesto Navarro han recibido el apoyo sincero del ayuntamiento de Mezalocha, un pueblecito del Aragón profundo y tambien de Grindelwald, centro internacional del alpinismo.
Paredes de Mezalocha







 Cara norte del Eiger


 Emblema de Grindelwald