50 AÑOS DE LA OESTE DEL NARANJO

La revista Desnivel, en su número de septiembre nos ofrece un extraordinário trabajo de recopilación histórica, centrado en la primera ascensión, hace ahora cincuenta años, de la colosal cara oeste del Naranjo de Bulnes. Un extenso artículo recupera los diários personales de Alberto Rabadá y Ernesto Navarro. Metro a metro, largo a largo, los dos componentes de la cordada aragonesa relatan sus impresiones con una rotunda sencillez y una gran sinceridad, exponiendo su poderío, y tambien sus flaquezas, temores y debilidades.
Una narración inédita, vívida y explosiva, ilustrada con fotos sensacionales procedentes del archivo de Félix Méndez.
Por la módica cantidad de 5,70 euros podeis adquirir un documento imprescindible que recoje minuciosamente, de modo ameno y con preciosas fotos a color, la conquista de la pared más grandiosa de la Península Ibérica: La cara oeste del Naranjo de Bulnes. ¡Venga, dame cuerda que voy hasta el kiosko de la esquina!



RECORDANDO A UN COMPAÑERO AUSENTE: JAVIER OLIVAR (K 2, 1996)
Todos los meses de agosto, coincidiendo con las fiestas de San Lorenzo en Huesca, me viene a la memoria la desaparición de tres alpinistas aragoneses en la cumbre del K 2 (8.611 m), atrapados por un terrible huracán: Lorenzo Ortiz, Javier Escartín y Javier Olivar, "Flaco"). Aquí os pongo una foto donde aparece con Antonio Sánchez, "Moskito", durante la 1ª ascensión a la Visera de Riglos.

LA PLAGA DE MARMOTAS, A PUNTO DE COLAPSAR LOS PIRINEOS. PANCHITA ENTRA EN ACCIÓN. ¡HAY ESPERANZA!

Ya son miles y miles a lo largo de la cordillera. Pronto colonizarán las alturas del Sobrepuerto, Sierra de Guara y otros macizos del Pre-Pirineo. No tienen ningún depredador.

El águila real y los quebrantahuesos las ignoran. No se fían de esas extrañas criaturas peludas.

Por suerte hay un depredador autóctono en los Pirineos que sí sabe lo que tiene que hacer.

Sí. Hay una esperanza para los Pirineos, y se llama PANCHITA.

Una corta carrera, unas mandíbulas que se cierran. Una enérgica sacudida y una espina dorsal que se quiebra. ¡Una marmota menos, aún quedan catorce mil más! ¡Gracias Panchita, buen trabajo!