Homenaje a los escaladores Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, en el cincuenta aniversario de su muerte en la cara norte del Eiger.

LA ASISTENCIA AL HOMENAJE ES LIBRE Y NO HAY NINGÚN INCONVENIENTE EN QUE, QUIEN LO DESÉE, PUEDA CENAR CON SUS PROPIOS ALIMENTOS AUNQUE PARA HACERLO EN EL CATERING DEL PABELLÓN ES IMPRESCINDIBLE LA RESERVA CON 25 EUROS.

¡NO FALTEIS, OS ESPERAMOS EN MEZALOCHA!



viernes, 5 de julio de 2013

RAFAEL MONTANER, EL PROTECTOR DE LOS JÓVENES ESCALADORES

"Punta Chausenque, cara norte directa, ED/700 m, vía severa y dificil que parece no tener repetición". De este modo describe Christian Ravier la que es, sin ninguna duda, la ruta más dura del Vignemale y probáblemente de todos los Pirineos. Lo que pocos escaladores saben es que esa muralla húmeda y extraplomada fué remontada por Rafael Montaner, José Antonio Bescós y Julian Vicente en tres días de escalada de septiembre de 1962. Me consta que Iñaki Tapia, un potente alpinista navarro intentó repetirla ¡con una costilla rota!
El propio Iñaki me relataba esta anécdota mientras ascendíamos una preciosa vía en la Jean Santé.
Y es que si repasamos la singladura deportiva de Rafael Montaner llegaremos a la conclusión de que su nivel técnico estaba a la altura de Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, y que en varias ocasiones Rafael acompañó a Rabadá en varias "primeras" y en bastantes tentativas.
Tambien son de Rafael Montaner la genial vía en la cara sur de la Pequeña Aguja de Ansabere o la super-genial cara nordeste del Cilindro de Marboré, la más hermosa, en mi opinión, del grupo de Monte Perdido.
Siempre le estaré agradecido a Rafael Montaner. Nos hicimos amigos cuando yo repetí su vía de la cara sur del Firé, la popular "Galletas". Las dos primeras ascensiones habían sido con vivac pero el "Macetas" (Juan Carlos Zapata) y yo, la subimos en unas pocas horas forzando bastante en libre. Era un hombre de gustos refinados, culto y elegante, que ofrecía su amistad sin reservas y apreciaba mucho la compañía de los jóvenes escaladores. Cuando hablaba de Alberto Rabadá lo denominaba "Edil" y se refería al escalador fallecido con la emoción e intensidad con la que se habla de un hermano.
Montaner, un esmerado empresario, daba trabajo a los escaladores, yo mismo estuve en su fábrica ganándome unos dineritos pero  es que casi todos los días, Rafael se presentaba en el taller y nos íbamos a tomar unas cervezas acompañadas de buenas raciones de gambas y calamares. Estando en la "mili" más una vez me escapé del cuartel por la noche para irnos por "Zaragoza la nuit", con Rafael a cenar, y siempre, siempre, invitaba él.
Al final de su vida Montaner y su familia se enfrentaron a una dura enfermedad.
En otoño de 2000 los Escaladores Veteranos de Aragón le hicímos un homenaje a este apasionado de las grandes paredes. Allí estaba Doña Amelia, su viuda. Tambien sus hijos, compañeros y amigos, todos reunidos en Morata de Jalón, la más jóven de las escuelas de escalada en Aragón, todos juntos recordando a un amigo ejemplar, un hombre digno y leal cuyo recuerdo prevalecerá para todos aquellos que contemplen extasiados los desplomes de esquisto de la cara norte de la Chausenque.