Homenaje a los escaladores Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, en el cincuenta aniversario de su muerte en la cara norte del Eiger.

LA ASISTENCIA AL HOMENAJE ES LIBRE Y NO HAY NINGÚN INCONVENIENTE EN QUE, QUIEN LO DESÉE, PUEDA CENAR CON SUS PROPIOS ALIMENTOS AUNQUE PARA HACERLO EN EL CATERING DEL PABELLÓN ES IMPRESCINDIBLE LA RESERVA CON 25 EUROS.

¡NO FALTEIS, OS ESPERAMOS EN MEZALOCHA!



lunes, 28 de enero de 2013

OESTE DEL NARANJO. TRAGEDIA INVERNAL 1969

Itinerário de la cara oeste con el punto desde donde cayeron Francisco Berrio y Ramón Ortíz, enero de 1969.
Foto: Revista ALTITUDE.




Francisco "Patxi" Berrio escalando la Hermana Mayor de Irurzun (Navarra). Él mismo se fabricó esta original "mini-hamaca" para descansar en las reuniones y vivaquear en la pared. Foto: Revista Pyrenaica.





Relato de Jean y Pierre Ravier. Revista "Altitude" (1969).
Traducción: perro de roca.


Es la "joya" de los escaladores españoles, varias veces ya intentada en invierno por los mejores. La formidable cara oeste del Naranjo de Bulnes fue el escenario de la más desconsoladora de las tragedias. El 29 de enero de 1969, dos jóvenes vascos, Francisco Berrio, de San Sebastian y Ramón Ortíz, de Tolosa, acometían la ascensión. Ya no se les volvería a ver con vida...
La tempestad se presento en la noche del 3 al 4 de febrero. El 5 sus cuerpos fueron avistados suspendidos de las cuerdas en plena pared a unos 400 metros de altura. Una importante expedición se puso en marcha de inmediato para recuperarlos.  Nuestro camarada César Pérez de Tudela estaba allí, en tanto que responsable de los grupos de socorro en montaña (él mismo había intentado en varias ocasiones la escalada invernal de la cara oeste pero las condiciones climatológicas adversas le habían hecho renunciar). El 7 de febrero llega el buen tiempo y una quincena de escaladores son depositados por el helicóptero en lo alto de la Canal de la Celada, al pie de la via normal de la cara sur (IVº en verano). Todo el día requirió equipar la ruta con pitones y cuerdas, y tras un vivac, la cabeza del grupo de rescate consiguió llegar a la cumbre. Pérez de Tudela y Pedro Udaondo son descolgados en el vacío a lo largo de la arista noroeste por donde sale la vía de la cara oeste. Un centenar de metros más abajo llegaron al nivel de los cuerpos de Ortíz y Berrio que colgaban cada uno a un lado de la arista, con las cuerdas enganchadas en un minúsculo saliente de la roca caliza de apenas unos centímetros.
No les fue muy difícil a nuestros camaradas (Pedro Udaondo conocía bien la pared por haberla escalado en el otoño anterior), reconstruir las circunstancias del drama que había costado la vida a los dos jóvenes alpinistas vascos.

Rescate en la Vega de Urriello. Archivo Desnivel. Foto obtenida del libro"Naranjo de Bulnes" de Isidoro R. Cubillas.


 Notando la presencia entre ellos de un taco de madera (el que normalmente se encontraba colocado en el último paso difícil), pudieron deducir que el accidente se había producido a escasos metros de la salida, a pocos minutos de la cumbre. Un pitón nuevo, apenas clavado, que el primero de la cordada estaría clavando cuando el "taco de madera" saltó, fue observado por los rescatadores de los cuerpos, confirmándose así la certeza de la última causa de la caída.
Berrio y Ortíz no sobrevivirían, probáblemente, a la brutal caída de casi un centenar de metros después de arrancar seis pitones intermédios antes de quedar enganchados en el saliente de roca. Esta es la opinión de Pérez de Tudela y Pedro Udaondo.
Otros escaladores, Iñaki Tapia y Julio Villar, que ya habían ascendido préviamente la cara oeste, habían expresado sus dudas acerca de la solidez de esos pitones, lo que se puso de manifiesto dramáticamente en el accidente de Berrio y Ortiz. 
Despues de varias tentativas de izar los  cuerpos hasta la cumbre para redescenderlos por la cara sur, las cuerdas hubieron de ser cortadas y los cuerpos pudieron ser recogidos en la base por otros miembros del equipo.

En razón de sus circunstancias, tan adversas y fatales, el drama de Berrio y Ortíz suscitó en España una intensa emoción y todos los escaladores se declararon, unánimemente, partidarios de reconocer a Francisco Berrio y Ramón Ortíz la septima ascensión de la cara oeste del Naranjo y la primera invernal.

Jean y Pierre Ravier dirigieron durante varios años la revista ALTITUDE, del Grupo Pirineísta de Alta Montaña, una publicación insuperable en su cercanía y calidad editorial. Los hermanos de Burdeos demostraron ser tan buenos redactores como escaladores.
  


FEBRERO DE 1970, NUEVA TRAGEDIA INVERNAL EN LA OESTE DEL NARANJO.
LASTRA Y ARRABAL.

Croquis de César Pérez de Tudela indicando el punto donde quedaron atrapados Gervasio Lastra y José Luis Arrabal. Éste último perecería por causa del agotamiento y las congelaciónes.


UN DOCUMENTO GRÁFICO EXCEPCIONAL:
LA PELÍCULA DEL RESCATE DE LASTRA Y ARRABAL.



Desde este modesto blog nos remitimos al meritorio y cautivador libro editado por Desnivel, "Naranjo de Bulnes, un siglo de escaladas" donde la terrible aventura de Lastra y Arrabal es objeto de un cuidadoso y pormenorizado análisis por el autor, experto alpinista, Isidoro Rodriguez Cubillas, decano de los escaladores de Castilla y León. Una obra imprescindible para conocer a fondo la historia de la escalada en el desmesurado, telúrico e incomparable Naranjo de Bulnes.

César Pérez de Tudela e Isidoro Rodriguez Cubillas son dos hombres fuertemente ligados a la montaña y muy en concreto al Naranjo de Bulnes. Ambos han expresado siempre su admiración por nuestros paisanos Alberto Rabadá y Ernesto Navarro. Desde el inicio, desde los primeros pasos, supe que estos dos personajes, tan próximos y accesibles, podían ofrecer una valiosa visión, una elevada percepción, de nuestra cordada aragonesa. Su respuesta generosa, su ofrecimiento desinteresado, confirma nuestra primera intuición. Con participantes como César e Isidoro, el homenaje a Rabadá y Navarro en el 50 aniversario de su muerte en la cara norte del Eiger adquiere la calidad trascendental de la autenticidad, el íntimo sentimiento del montañero, su pasión por la escalada y su cariñoso afecto hacia los compañeros.



PLACA CONMEMORATIVA EN MEMORIA DE RABADÁ Y NAVARRO: LUZ VERDE PARA COLOCARLA.







¿Es bonita, verdad? Vale pues ahora sólo falta reunir los 525 euros que vale. Se tendrían que conseguir, la F.A.M ya nos dió 600 euros cuando el 50 aniversario de la escalada al Tozal del Mallo. Pensamos que Rabadá y Navarro tambien se lo merecen. 
¡Ay el "parné", "mardito parné"!
Bueno, pues de algún sitio habrá que sacar el dinero. Nuestros chicos tendrán su placa en Mezalocha, ¡Vaya que sí!




DESDE CANADÁ, JOSÉ ANTONIO SANZ "NORTE EL EIGER" NOS ENVÍA UNA BONITA COLECCIÓN DE FOTOS EXPRESANDO SU SIMPATÍA Y AMISTAD HACIA LOS ESCALADORES ARAGONESES Y SUS MEJORES DESEOS PARA HACER REALIDAD EL HOMENAJE A RABADÁ Y NAVARRO EN EL 50 ANIVERSARIO DE SU MUERTE.

Poco antes de...


Agosto en el Yukon.

Montañas de Alaska.

La costa de Alaska.

En el glaciar Aletsch (Suiza)

El tren de Akagway (Alaska)

Aneto (1974)

Mi "tienda de campaña"


¡Qué jodido el "Norte el Eiger"! Estaba hecho un auténtico ligón y les sacudía de lo lindo a las estudiantes extranjeras en los cursos de verano de la universidad en Jaca. ¡Sí señor, así se hace!




FUERTE NEVADA. DURA RAQUETADA.
TRAVESÍA CASTIELLO DE JACA- ACUMUER- SABIÑÁNIGO.

Miercoles 23 de enero. Todo el norte de la provincia de Huesca está en alerta meteorológica por fuertes nevadas. A las 10:30 h desciendo del tren en Castiello de Jaca y cojo la carreterita de la Garcipollera. Me acompaña mi perra Panchita, encantada como siempre y feliz de caminar junto a su amo.
Un coche se detiene. Es Pepón Valenzuela, experto montañero. Acaba de subir el Huascarán, la cima más alta del Perú. Le comento que pienso ir este verano a intentar algunos "seismiles" en aquel país. Él sigue hacia Jaca y nos separamos. Panchita y yo dejamos el desvio a Villanovilla y cojemos la pista, ya sin huella, en dirección al santuário de Igüacel. Tras pasar Acín, en ruinas, hay que cruzar un vado sobre el río Ijuéz. Mala suerte, meto un pie en el agua y enseguida me tengo que poner las raquetas pues la nieve es profunda, y sigue nevando cuando tomo la bifurcación en dirección a Larrosa.
 

La marcha se me hace muy larga y penosa. Pinos derribados cortan la pista una y otra vez y hay que sortear por el monte muy fatigosamente. Son vueltas y más vueltas, subiendo y subiendo sin parar. LLevamos ya más de tres horas y cada vez hay más nieve y cada paso es un esfuerzo. Nieva con fuerza y camino a ciegas. Los nervios y la inquietud se me están apoderando. Tengo miedo a desfallecer y rendirme. Consulto el altímetro y el mapa. Ya no debería faltar mucho para pasar a la vertiente de Acumuer, y entonces me percato de que la perra no me sigue. Retrocedo unos cientos de metros y me la encuentro completamente bloqueada. Unos tremendos cepellones de nieve, como pelotas de balonmano le cuelgan por todo el pelo y la pobrecita no puede dar un paso.
¡Podría llegar a quedar "soldada" a la nieve!

¡Qué barbaridad, pobre Panchita!

Entonces experimento una reacción positiva. Las fuerzas y la energía vuelven a mi mente y despejan todas mis dudas. Ya sé qué debo hacer. Salvar a mi perra de este atolladero en que la he metido. A manotázos, con cuidado de no hacerle daño, la libero de los pelotones de nieve y puede seguir, pero al poco se le vuelven a formar. Debe de ser por la electricidad estática de su pelo.

Poco a poco vamos avanzando y sobre las tres y media de la tarde llegamos a la cumbre. Me siento mejor, confiado y aprieto la marcha pues nos quedan apenas dos horas de luz para hacer aún unos siete kilómetros de pista hasta salir a la carretera que va a Sabiñánigo. Eso creo, pues no veo más que unos metros porque la luz apenas puede penetrar este bosque tan espeso. Pero en esta vertiente la profundidad de la nieve es aún mayor. Nieva con más intensidad, estoy empapado y la pista se pierde y no la consigo seguir en el bosque. Tendré que tomar una decisión. Si se nos hace de noche aquí nuestras vidas correrán un serio peligro. ¡Vamos Panchita!
Estoy perdido, hace rato que no sigo la pista. Vale, pues entonces a suerte o muerte. Me quito las raquetas y me lanzo monte abajo, en dirección al río. No puede estar muy lejos, conózco este bosque de buscar setas y sé que al otro lado del río tiene que estar la carretera. Bojes, zarzas, pinos, desciendo con rapidez, cada minuto cuenta. La perra me sigue y salta por los ribazos y barranqueras. Una sensación de tranquilidad se apodera de mi. Es como si me sintiera protegido por algo o por alguien. Me zambullo a saltos por las salceras de un arroyo, esquivo las ramas a la carrera. En pocos minutos he descendido más de doscientos metros.
Una sonrisa se me dibuja en la cara. Tengo delante de mi la señal del G.R 15. A escasos metros el único punto donde el río se puede vadear sin problemas. ¡Lo tenemos Panchita!
Cruzar el rio resulta fácil aunque me sumerjo la bota entera. Arriba, al otro lado está Acumuer. El pueblo esta vacio pero tenemos una confortable casita para mi perrita y yo.
Enciendo el fuego y me pongo ropa seca. Preparo una cena. Tengo sangría y vino tinto. Pongo la radio y me acuesto pronto. Dormiré nueve horas de un tirón.
Al dia siguiente amanece nevando. Primero y ante todo un potente desayuno. Salgo de casa con las raquetas puestas y ya no me las quitaré hasta cerca de Larrés.
A mediodía estamos en casa. Han sido casi cuatro horas para quince kilómetros. ¡Bonita excursión! ¡Gracias a los espíritus protectores del bosque! Sigue nevando con ganas.


"NAHUAL", EL ANIMAL PROTECTOR DE LOS MAYAS.
Tal vez conozcáis el fabuloso libro "Hombres del maíz", del premio nobel de literatura Miguel Ángel Asturias. De padre español y madre india, Asturias refleja a la perfección el universo indígena, su identidad ontológica y los lazos que la cultura maya mantiene con la madre tierra.
Cada indio tiene su "nahual", mitad espíritu, mitad animal. Sería, en cierto modo, el equivalente al "Ángel de la guarda" de la cultura cristiana. Yo confío en mi "nahual". En las montañas selváticas de Guatemala sería el "cochemonte" (cerdo salvaje). Instintívamente los montañeros tambien invocan a su "nahual" cuando se internan en la espesura del bosque: "Vamos a hacer el jabalí"









6 comentarios:

  1. En esta aventura has tenido la oportunidad de devolver a "Panchita" el gran favor que nos hizo el inolvidable "Popi" un mes de febrero de hace ya unos años, cuando descendiendo de Punta Mesola inmersos en un infierno blanco supo guiarnos a pesar de que los vientos huracanados borraban cualquier huella en pocos segundos y no se distinguía el suelo del cielo, mientras los aludes tronaban en laderas cercanas que no podíamos divisar. Quizás el espíritu/animal que citas fluye entre quienes se adentran en sus dominios sin importar su "pelaje y condición".

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  2. Poppy fue sin duda un perro inolvidable, de la estirpe de pastores "lanosos", muy fieles y valerosos. Es increíble la sensación de compañía que nos proporciona un perro aunque, como muy bien aventuras, en los dominios del bosque el montañero se deberá confiar a la protección de sus criaturas, el oso, el lobo y el lince (extinguídos) u otros mucho más frecuentes: ciervo, corzo y jabalí, tambien muy fuertes y poderosos, y sólo sobrevivirá en condiciones adversas adaptándo su mente y su espíritu y permitiendo que estas fuerzas, aparentemente ocultas pero omnipresentes guíen nuestros pasos. Tampoco vendrá mal un mapa con brújula y altímetro.
    Jesús Vallés (perro de roca)

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  3. ¡Caramba, Jesús...! Esta "Panchita" te ha salido bravía... Solo le falta que le enseñes algún tipo de técnica invernal. En 1985, en el refugio FAM de La Casa de Piedra del Balneario de Panticosa, tenían un perro, creo recordar que un "pointer" inglés, que se había especializado en acompañar a los esquiadores hasta el Garmo Negro y demás picos... Subía bastante bien por la nieve, ¡pero bajaba mejor! Ya sé que sonará a fábula: el bicho había aprendido a subirse a las colas de los esquís durante los descensos, y lograba mantenerse tumbado sobre ellos dos o tres virajes, antes de caer (por lo general, junto con el esquiador)...

    Alberto

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  4. Si, recuerdo aquella perra de la Casa de Piedra que a dos por tres se subía al Garmo Negro.
    Jesús

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  5. ¡¡Jesus!!

    Solo tu fiel Panchita es capaz de aventurarse contigo en con semejantes condiciones. Espero la recompensaras con un buen banquete al llegar a Acumuer.

    un abrazo y felices nevadas

    Andes

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  6. El Chico de las Montañas21 de febrero de 2013, 9:41

    Jesús, fenomenal explicación de los sucesos en el accidente en el Naranjo y un enlace de los hechos muy bueno.

    Un blog muy interesante.


    Un abrazo, Miquel.

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