Esta realidad junto a mi afición a la montaña, hace que conozca algo de la historia de estos dos montañeros aragoneses, de su hazañas y de lo que han representado y representan en la actualidad.
Cuando uno sale a la montaña para realizar alguna actividad, en estos días, con el material técnico que tenemos para escalar, caminar, esquiar... las prendas ultraligeras para soportar las inclemencias que muchas veces aguantamos en la montaña, y con las facilidades que hoy en día tenemos para practicar nuestro deporte favorito a la hora de desplazarnos, con multitud de zonas de escalada, de reseñas, de guías, etc... si después de ser conscientes del presente del montañismo, somos capaces de abstraernos, e intentar imaginarnos un tiempo pasado, que no vivimos... y somos capaces de pensar en aquellos montañeros escaladores y alpinistas, de hace más de 50 años, en los años 40, 50 ó 60... de cómo se las ingeniaban para organizarse y adentrarse en la montaña, en empresas de envergadura, con recursos muy limitados.
Desde mi humilde opinión, pensar en ello, me hace estremecer, imaginarme como toda aquella gente que nos enseñaron y precedieron a todos los actuales montañeros, lo que podría significar para ellos realmente hacer montaña... montañismo, sin trampas ni cartón, muchas veces sin reconocimiento, con pocos medios, muchas ganas, carácter, personalidad y coraje.
El próximo año 2013 se cumplen 50 años de la desaparición de estos dos montañeros de bandera... 50 años de historia, 50 años de leyenda. 50 años que no han pasado en vano y que nos ha valido a pesar del tiempo para reconocer, después de tanto tiempo, que lo que hicieron aquellos dos montañeros, y mucha más gente que les acompañó en esa época, fue simplemente extraordinario, y digno de recordar y celebrar.
Hace poco, Jesús Vallés, se puso en contacto con los guardas del refugio Rabadá y Navarro, y nos comentó la idea de conmemorar los 50 años de la desaparición de Rabadá y Navarro... alguna cena, filmación de la época, competición de escalada... muchas fueron las ideas lanzadas, y rápidamente le mostramos nuestro interes.
Creemos que es bonito recordar a dos personas que hicieron historia.
...Vamos a ello.
...Vamos a ello.
Saludos a todos.
Javier Pérez.
Refugio Rabadá y Navarro.
Sierra de Javalambre (Teruel)
¡Caray, Javier, vaya rocódromo más chulo!
ResponderEliminar¡Y ese corredor de nieve tambien tiene muy buena pinta! Mira que en marzo voy a haceros una visita y si hay nieve me gustaría subir con raquetas a la cima de Javalambre (Jebel Ambar)
Un saludo
De hace cincuenta años hasta ahora, el desarrollo tecnológico en cuanto a la industria de todo lo que rodea a la montaña ha evolucionado extraordinariamente. Desde el siglo XIX hasta los años 70 del pasado siglo, los materiales empleados no se desarrollaron en demasía, por lo que todos los montañeros hasta ese momento, tuvieron que bregar con lo que tenían y ahora los vemos como unos héroes y siempre nos quedaran en la memoria cuando nos imaginamos las condiciones existentes. Ahora es todo relativamente más fácil, desde los desplazamientos hasta el material, desde el GPS hasta los refugios..., por todo ello, siempre que estamos en la montaña y vayamos un poco bajos de ánimo, con el solo recuerdo de estos héroes, nos debe elevar la moral para pasar esos malos ratos que en algún momento solemos tener.
ResponderEliminar¡Y tanto! Solo con pensar en el peso con que cargaba un escalador de los años 60, como bien precisas, que sería del doble o triple que ahora, empezando por la ferralla: clavos de hierro, a menudo fabricados de forma artesanal en el taller de algún amigo, y mosquetones de hierro. No se habían inventado los fisureros ni los friends y en su lugar, se utilizaban voluminosos y pesados tacos de madera. Lo suplían con una enorme resistencia y fortaleza física. De Alberto Rabadá me contaron que, antes de escalar, se bebía de golpe dos litros de agua y se trincaba media docena de huevos batidos. ¡Claro, así ahorraba peso!
ResponderEliminarBueno Manuel: En marzo me tienes que acompañar a la cumbre de Javalambre. Si hay nieve suficiente lo haremos con raquetas.