Homenaje a los escaladores Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, en el cincuenta aniversario de su muerte en la cara norte del Eiger.

LA ASISTENCIA AL HOMENAJE ES LIBRE Y NO HAY NINGÚN INCONVENIENTE EN QUE, QUIEN LO DESÉE, PUEDA CENAR CON SUS PROPIOS ALIMENTOS AUNQUE PARA HACERLO EN EL CATERING DEL PABELLÓN ES IMPRESCINDIBLE LA RESERVA CON 25 EUROS.

¡NO FALTEIS, OS ESPERAMOS EN MEZALOCHA!



domingo, 30 de junio de 2013

EL DOLOR DE PATRICE DE BELLEFON







El dolor de Patrice de Bellefon

Alberto Martínez Embid



            Quienes hayan tratado a Patrice de Bellefon, estarán de acuerdo conmigo: es un pirineísta tan amistoso como vehemente, que siempre hace gala de un gran corazón. Por ello, no les extrañará demasiado las líneas que, sin gran preámbulo, me dispongo a servir. Aparecían en el número 28-29 de la revista Altitude, correspondiente a los meses de noviembre y diciembre de 1964. Para los profanos: en el órgano oficial del siempre puntero “Groupe Pyrénéiste d’Haute Montagne”.

            No corrían buenos tiempos para el pirineísmo. De hecho, la sección “In Memoriam” de dicha revista era tristemente larga, con despedidas a diversas personalidades de nuestro mundillo: Claude Valleau, Jacques Ronnet…, y Alberto Rabadá. Pero dejemos ya que Patrice de Bellefon se encargue de despedir al escalador de “Montañeros de Aragón” desde la vertiente norte del Pirineo:



“Sabemos que el nombre de Alberto Rabadá resplandecía más allá de las fronteras de su patria natal, España. Algunos de nosotros tuvimos la suerte de vivir con él, e incluso de integrarnos en ocasiones en su misma cordada. Muchos de nosotros pudimos acercarnos y conocerlo con ocasión de las reuniones de nuestro Grupo [GPHM].

            ”Para todos éstos, el recuerdo que nos deja Alberto es, primeramente, una impresión de haber tenido mucha suerte y todo un privilegio, pues realmente fue una gran suerte enriquecedora la de haber conocido en vida a un ser de esta amplitud, constituido mediante una alianza única de voluntad poderosa, inteligencia y sensibilidad. Desde 1949, la montaña resultó el medio de expresión de Alberto a través de un paciente aprendizaje de la técnica, perfecciona y domestica las fuerzas que le impulsan.

            ”En 1952, seguro de sus fuerzas, comenzó a practicar la escalada y muy deprisa, seguro de sus capacidades excepcionales y de su técnica, para emprender, principalmente en esas difíciles montañas como son Riglos, unas escaladas de gran envergadura.


”En 1953, con el hermano de José Bescós [es decir, Manuel Bescós] y Ángel [López] Cintero, consiguió la primera ascensión del Puro del Pisón, un logro que parecía en la época, como dijo Rafael Montaner, ¡tan quimérico como querer ir a la luna!

            ”El servicio militar y unas dificultades profesionales, lo alejaron durante cuatro años de las grandes ascensiones, pero Alberto no quitó los ojos de sus montañas, y animado por una voluntad a toda prueba, aprovecharía las menores ocasiones de descanso para entrenarse.

            ”Tanta paciencia y ardor hallarían su recompensa en 1957. Fue a través de la victoria sobre la cara oeste del mallo Pisón, y después, casi inmediatamente, con la segunda ascensión de la cara sur del Tozal. Desde ese momento, la cara norte del Eiger entraría en el amplio horizonte de sus proyectos, donde las grandes ascensiones pirenaicas ocupaban un lugar importante. La segunda ascensión de la Gran Aguja de Ansabère por la cara nordeste, la cara norte de la Torre de Marboré, la primera ascensión de la cara norte del pico del Águila, la primera ascensión de la cara sur del mallo Fire, la primera del espolón norte del Puro de Riglos y, finalmente, en 1961 y 1962, el espolón este del Gallinero, el espolón sur del mallo Fire y la cara oeste del Naranjo de Bulnes; las tres últimas, unas primeras ascensiones especialmente largas y difíciles que todavía se clasifican entre las más arduas realizaciones hasta hoy de los escaladores pirenaicos.



”Finalmente, en 1963, Alberto abre una nueva vía en la cara sur del Tozal, una ruta poco conocida aún, pero mucho más bella y más difícil que las dos precedentes. Tal era el historial de Alberto, que puede resultar tan sorprendente como admirable ante semejante prodigalidad de grandes logros, sobre todo si consideramos que a Alberto le gustaba iniciar y conducir a los más jóvenes en la montaña: Rabadá era generoso y les consagraba una gran parte de su tiempo libre.

            ”Rabadá, consciente del importante lugar que la montaña ocupaba en su vida, terminó siendo un excelente cineasta y fotógrafo con la finalidad de inmortalizar en imágenes todas sus emociones y aventuras. Es cierto que, ayudado por su excepcional espíritu perseverante, Alberto logró en estos dominios unas proezas que pocos habrían tenido la paciencia y el valor de emprender.

            ”Para Alberto, el Eiger era sobre todo una muralla magnífica como no existía en nuestras montañas. El Eiger era una montaña, si no amable, al menos deseable, cuya simple visión en una postal espoleaba a ese gran alpinista que era Alberto. Para él, era un terreno nuevo, una experiencia nueva y, quizás, como en el fondo de los corazones de muchos alpinistas, una confirmación de su maestría técnica y de su coraje; una consagración, en absoluto de sí mismo, pues era demasiado modesto como para buscar en la montaña el trazo pasajero de la gloria, sino por esas montañas a las que se había entregado. Para ir hasta allí, hacía falta hacer grandes sacrificios, pues el Eiger estaba lejos y sus vacaciones eran cortas. Hizo tres tentativas, una de las cuales le conduciría hasta el Segundo Nevero, pero el mal tiempo la arruinó, obligándole a descender, acabando con sus esperanzas…

            ”Apenas abajo, regresó el buen tiempo durante tres días, por lo que volvió a salir poco antes de que el mal tiempo regresara allí, amenazador. Alberto, inducido por el error de sus tres fracasos precedentes, creyó que el sol iba a volver: dudó, reflexionó y…, ¡vamos allá, la decisión está tomada!


”En ambientes montañeros franceses y españoles, la muerte de Rabadá y de su compañero [Ernesto] Navarro, fue objeto de numerosos comentarios que, muy a menudo, no atendían en absoluto a su contexto excepcional, sin el cual era absurdo tratar de explicar el final trágico de nuestro compañero Alberto y de su valeroso amigo [Ernesto], a quien conocíamos menos. Para Jean Ravier, quien pudo apreciar toda la valía humana y alpinística de Alberto cuando hicieron juntos la cara sudeste de la punta de Jean Santé y la travesía [de las Cuatro Puntas] del Midi d’Ossau; para mí, que viví cuatro días enteros en la montaña con él; para todos sus amigos…, el peso doloroso de esta desaparición que nos consterna, es mucho más difícil de soportar que de tratar de encontrar una vana y seguramente inexacta explicación”.



            Lo dicho: a nadie habrá extrañado este sentido epitafio que Patrice de Bellefon le dedicara en su día a Alberto Rabadá y, aunque más de refilón, a Ernesto Navarro. En todo caso, sí que sorprenderá a quienes no supieran de la proyección de la desaparecida cordada aragonesa allende los Pirineos…

lunes, 24 de junio de 2013

HOMENAJE EMOTIVO, SEGÚN EL MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE







PICO ROBIÑERA, 3.005 m. 23 de mayo 2013

En alpinismo, en pirineísmo, pero sobre todo en andinismo e himalayismo, acabas descubriendo que el verdadero asunto, la cuestión crítica, fundamental, es BAJAR  de la montaña. Si tienes que remontar una fuerte pendiente, larga, prolongada, y con nieve dura, y con cortados abajo, como suele ocurrir, vas a disfrutar muy poco de la ascensión. Cada paso que des vas a preguntarte como será, exáctamente, a la hora de bajar por ahí. No se suelen hacer fotos en esos tramos. Tus tripas lo van a notar. Es tu vida la que está en peligro. Tendrás que utilizar tu cabeza.


 Primeras rampas (40º)



 Un breve reposo. Detrás, la cresta que recorrí en invierno del 2000, con pasos de roca (III sup) y dos cortos rápeles. Hoy buscábamos la puñetera vía normal, muy al oeste de esta cresta, pero la niebla nos ha confundido y ahora se abre un instante y descubrimos que estamos en una enorme cara empinada de nieve helada, 50º. Habra que remontarla hasta salir a la parte fácil de la arista donde se une con la vía normal.
 Ya hemos salido del atolladero, pero no quisiera tener que bajar por ahí. Solo de pensarlo se me mueven las tripas. Vamos a confiar en que la niebla se despeje y nos permita encontrar la vía normal para poder bajar con más facilidad. Es la pendiente que se vé detrás y a la derecha de Victor, pero tambien tiene cortados y hay avalanchas. Ya veremos.


Ahora es muy sencillo. Más arriba a la izquierda ya se une nuestra ruta con la vía normal. Parece que se despeja. Ahora empiezo a disfrutar de esta montaña.
Victor se queda rezagado. Hace mucho viento y frio. Pavoroso abismo sobre el circo de Barrosa.
Hay dos antecimas. La cresta es estrecha y aérea. Ráfagas de viento que te pueden hacer caer.
Cumbre de Robiñera. Detrás el macizo de Monte Perdido. ¡A ver si llega Victor!
Ha pasado el tramo más delicado. Los piolets en una vertiente de la arista, el cuerpo en la opuesta. Ahora entiendo porqué tantos himalayistas tienen que renunciar cuando la nieve está hueca, sin consistencia y todo puede desmoronarse en un instante.
El viento arrecia.
Victor llega a la cima.
Iniciamos el regreso.
Se está despejando.
La cima queda atrás azotada por la borrasca.
Abandonamos la cresta por este tieso corredor.
Ahora tenemos un largo descenso en diagonal (40º) hacia el collado de "Las Puertas". Es muy evidente. Aquí la nieve está profunda y encontraremos varias avalanchas recien caidas.
Descendemos valle abajo hasta Chisagüés donde tenemos el vehículo. Han sido 1.600 m de desnivel y diez horas y media. Una estupenda jornada. ¡Robiñera, ahí te quedas!



 LA ARROGANCIA, ESA NUESTRA DEBILIDAD
 Por César Pérez de Tudela

¿Nos arrepentimos de haber sido alguna vez -aunque solo fuera un momento - arrogantes y engreidos?
Yo me averguenzo cuando en algún instante mi comportamiento ha sido prepotente. Me arrepiento y pido perdón, aunque sea a mí mismo  -si no es posible hacerlo ante los presuntos agraviados- 
Ser arrogante o engreido - y mucho más hundirse en la ira - es solo una vergonzosa debilidad impropia de  los fuertes.
       “Dejé la ira, el miedo, el yo, y la arrogancia, para ser valiente en una ocasión “



AUDIOVISUAL "OJOS DE PONTIL"

Os mando el enlace para que podáis ver bien el audiovisual -música e 
imágenes- que preparé a propósito de la presentación del libro de los 
Ojos de Pontil, con fotografías publicadas y otras manejadas:
 
https://vimeo.com/67721615
 
Espero que os guste.
Un saludo.
 
 
Eduardo Viñuales.

jueves, 20 de junio de 2013

EN LA NIEBLA. NO PERDIDOS.

Poco vale lo que poco cuesta.
Baltasar Gracián
Filósofo, siglo XVII



Faltan tres meses para el homenaje montañero a Rabadá y Navarro. La nula respuesta de las instituciones, deportivas y culturales, del Gobierno de Aragón hace más que previsible una absoluta falta de apoyo economico, lo cual carece, en el fondo, de la menor importancia. Los escaladores, esos tipos raritos, maniáticos y excentricos, vamos siempre a nuestra puta bola. Nuestra escala de valores tiene poco que ver con los formalismos y el protocolo. Nosotros vamos a lo nuestro y hacemos siempre lo que nos da la gana. Referiré una vez más las aseveraciones de uno de nuestros líderes, Anderl Heckmayr: Los escaladores somos egoístas, no nos interesan ni la política ni las guerras. Muy bien dicho, señor "Nordwand".
En Mezalocha lucirá el sol y las grajas animaran las paredes con su griterío. Por la noche, poniendo atención, será posible percibir el susurro inconfundible del búho. Escuchar a nuestros queridos ponentes, disfrutar de la hospitalidad de ese pueblo tan coqueto, cenar a gustito, sin pasarnos con el vino. Al otro día daremos la vuelta al pantano, importante, a las ocho hay que estar caminando, algunos valientes escalarán la Peña del Moro. Y a las doce descubriremos nuestra humilde placa conmemorativa, dedicada a nuestros héroes, Alberto Rabadá y Ernesto Navarro. Algún discursito sí que se hará. Luis Masgrau y Ramón Tejedor, dos buenos chicos. Son de los nuestros y no fallarán. Luego las jotas y otros saludables vinos de Aragón para clausurar este encuentro, que va a ser la escalada más bonita de nuestra vida.




PUNTAL DE ESTIVIELLAS, 2.367 m, 16 de mayo 2013.
Desde luego esta primavera está loca de remate. Ya vamos camino de junio y en cuestión de un par de horas te puede nevar, luego una granizada. Más tarde lluvia y por fin sale el sol. El Puntal de Estiviellas domina la majada de Lecherines y el circo de Tortiellas. Al este cae vertiginoso sobre Canfranc-Estación. La gruta helada presenta su entrada sepultada por una gigantesca cuniestra de nieve. Cerca de la cumbre me encuentro una sorprendente barrera de seracs, ¡increíble!, tal es la formidable acumulación de nieve que presentan los Pirineos.
Pensaba bajar por el Paso del sarrio a Canfranc pero he escuchado una fuerte explosión. Parece que los del Somport están desencadenando avalanchas. Mejor regresar por el mismo sitio.

Cabaña Lecherines

Boca de la gruta helada


Seracs de 3 metros de alto

Puntal de Estiviellas, 2.367 m




RECORDANDO AL GENERAL GARRIDO

Peñascos donde nos enriscamos bajando de los Lecherines. El general Garrido, con paciencia, dirigió nuestros movimientos desde abajo y de esta manera pudimos descender.

Una tarde de otoño, pasado el Pilar, creo, allá por el año 1982, Julio Benedé  y yo descendíamos tras una intensa jornada de montaña. Habíamos recorrido la estética arista oriental del Pico Lecherines y despues rematamos la faena subiendo al mallo Lecherín por la difícil chimenea de su cara este. Rebasado el refugio López-Huici, un despiste hacia el sur (derecha según se baja), nos hizo enriscarnos en una pared empinada de muros y repisas sobre la cabaña de Lecherines alto.
Por suerte, dos montañeros, desde abajo, nos advirtieron a gritos de nuestro error y dirigieron nuestros movimientos hasta que pudimos salir del apuro. Nos acercamos a darles las gracias. Eran un padre y su hijo. El hombre llevaba un jersey militar, del ejército de tierra, y yo le dije en broma: Te lo habrás comprado en el rastro, ¿verdad? El hombre sonriendo asintió y nos despedimos para continuar nuestro descenso. Unos meses más tarde conocí la noticia de un horrible atentado en San Sebastián que costó la vida del Gobernador Militar y los familiares que lo acompañaban, además del conductor, un joven soldado. A los pocos días apareció en la prensa una foto del general asesinado por ETA. 
Era el hombre que nos había ayudado a salir de aquella pared.
Lo reconocí por su sonrisa. 
La sonrisa de un hombre bueno.


¡¡CORRE REBECO, CORRE!!

Desde el Pirineo de Lérida, nuestro amigo Miquel, el joven aprendiz de alpinista, encorre sin éxito a los rebecos.
Bromas aparte, Miquel. Una foto estupenda. ¿Qué, ya te has comprado las BESTARD?